miércoles, 6 de junio de 2012

En un rincón de internet, es posible encontrar acérrimos luchadores contra el complot a escala planetaria, organizado por políticos que se hacen llamar científicos que afirman que el cambio climático va a acabar con todos nosotros.

Por supuesto, estas páginas son escasas. Probablemente acalladas por estas organizaciones despiadadas y malévolas como pueden ser Greenpeace o la misma ONU.

He aquí, uno de esos heroicos valientes que luchan incansablemente atrincherados contra orcos climatólogos crueles y despiadados, que disparan una y otra vez argumentos y datos manipulados ante la vacua y desesperada defensa de nuestros protagonistas. 


El clima se compone de demasiadas variables. Demasiadas, como para poder obtener una función estable que prediga su comportamiento. Además, la superficie de la tierra es demasiado grande como para poder controlar todas estas variables. ¿Qué nos hace pensar que esos pseudo científicos pueden afirmar que vamos a tener un aumento de temperaturas?

Es totalmente absurdo. Las propias gráficas que aportan como prueba suben y bajan. A lo largo de toda la historia la temperatura ha variado. Ahora está subiendo. Es inevitable que termine por reducirse. ¿Qué importa que sea ahora o dentro de diez millones de años? Acabará bajando. ¡Ay! Ignorantes de la vida…

Además, la temperatura aumenta medio grado al año. Que ridiculez, ¿no? En la gigantesca cantidad de 25 años. La temperatura en enero sería la misma que en agosto actualmente en Andalucía. Pero claro. Esto es impredecible, al final acabará bajando, y hay tanto tiempo hasta que llegue ese momento que no debe preocuparnos.

Además, es precisamente esa impredecibilidad -al haber tantísimas variables- que no podemos estar seguros de que la temperatura, en lugar de seguir aumentando linealmente, lo haga exponencialmente. Ya que el aumento de temperaturas haría que se evaporase más agua, generando un mayor efecto invernadero. O quizá otras cosas que no podemos todavía imaginar. Afortunadamente, tenemos una gran masa de hielo en los polos, dispuestas para enfriar esa agua que se caliente.

En definitiva… ¿para qué preocuparse?

Carlos Guallar Alcalde y Jorge Ferrer Beired

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