CAMBIO CLIMÁTICO EN ARAGÓN
En la consejería de Medio Ambiente se ha
presentado el Atlas Climático de Aragón, un informe científico que ha sacado a
la luz la evolución de las temperaturas y las precipitaciones en los últimos 50
años, muestran las tendencias del clima en el intervalo de
tiempo 1950-2002. Se ha considerado que la situación no es alarmante pero sí
“preocupante”.
La subida de los termómetros se calcula
entre 0,05 y 0,25 grados más por cada década, lo que en el 2007 supone un
ascenso de entre 0,5 y 1 grado. Y la disminución en las lluvias, de entre 60 y
75 litros por metro cuadrado en el último medio siglo, por lo que es entre 12 y
15 litros por metro cuadrado cada década. Sin embargo, en zonas especialmente
áridas como en la región de Zaragoza la reducción ha sido del 20%.
Para saber la evolución
hacia el futuro de forma directa habrá que desarrollar herramientas de
modelización climática que, a partir de ahora, realizará tanto la Universidad
de Zaragoza como el equipo de 20 investigadores de diferentes instituciones.
En resumen, el 91% del territorio
aragonés pierde más agua de la que recibe, debido a la evaporación del agua, ya
que suben las temperaturas mínimas y máximas y no llueve.
El presidente de la Asociación Española
del Clima, José María Cuadrat, señaló que “el clima es cambiante y dinámico, y
somos conscientes de que se está incrementando la variabilidad. Pero Aragón
puede asumir los cambios previsibles sin problemas, quiero lanzar un mensaje de
optimismo. Además, el que las temperaturas aumenten puede ser positivo para
determinadas zonas. Pero que suban, por ejemplo, en el Pirineo, será malo.”
Toda esta tendencia del clima servirá para diseñar las
estrategias políticas futuras no solo sobre la gestión y usos del agua, sino
sobre todo lo referido a los efectos del cambio climático. De hecho, en la
actualidad se está ultimando el primer borrador de la Estrategia Aragonesa
contra el cambio climático.
La diversidad geográfica del territorio aragonés
explica también los caracteres esenciales del clima de Aragón. En primer lugar
la aridez, claramente reflejada en las tierras del eje del Ebro. En segundo
lugar, la irregularidad de las lluvias, de manera que a años muy secos pueden
suceder otros lluviosos. En tercer lugar, los contrastes térmicos extremos que
se establecen entre un invierno frío y severo y un verano cálido y prolongado.
Y por último, el viento, en particular la intensidad y frecuencia del cierzo.
También
se hace referencia al clima urbano y las características islas de calor de las
tres capitales.
Vistos
los resultados, es obvio que no es en absoluto solo preocupante. Es una
apariencia que nos engaña como podemos demostrar con lo que les pasa a las
ranas. Cuando quieres hervirla, el truco es meterla en agua fría. Si se calienta
poco a poco no se dará cuenta. Nos sucede exactamente lo mismo: como el cambio
sucede gradualmente parece que no nos daremos plena cuenta hasta que sea
demasiado tarde.
En cuanto a lo que sucede con las ciudades, es muy
revelador. Los hechos dicen que los humanos somos causantes directos del
incremento de las temperaturas. Se ve claramente por la concentración de
personas, de industrias, de vehículos… Solo hay que observar las atmósferas tan
contaminadas como la de Pekín, o el terrible calor veraniego de las grandes
urbes.
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